Hoy es un día muy especial para los aficionados a los videojuegos. Y es que día, uno de los juegos más laureados de la historia de Nintendo, “La Leyenda de Zelda” cumple sus 25 años.
De acuerdo con DSWII, el 21 de febrero de 1986 la obra de Takashi Tezuka y Shigeru Miyamoto, fue lanzada al mercado para NES, o mejor dicho, Famicom Disk System. La competencia desdeñó el videojuego como rival, ya que consideró que tantas líneas de texto lo harían aburrido… gran error.
Desde su lanzamiento, La leyenda de Zelda ha logrado un cuantioso éxito comercial y ha cosechado críticas favorables de la industria especializada.
Hasta el 2010, la serie registró 59 millones de copias y ya se espera el último título “The Legend of Zelda: Skyward”, así como la entrega para Wii que, en palabras de Miyamoto, será “revolucionario”, ya que posibilitará el uso de wiimotionplus.
LA INSPIRACIÓN
En pocas palabras, la historia es sobre un joven vestido de verde, que con su espada derrota a un ser malvado, quien robó el poder dorado, oculto en lo que antes fuera un próspero reino rodeado de verdes bosques altas montañas y donde hasta entonces reinaba la paz.
El joven derrota al mal, sella la oscuridad y trae la luz al reino. Con el tiempo éste fue conocido como el “héroe del tiempo” y su historia se convirtió en leyenda.
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Miyamoto (Japón, 1952), diseñador y productor, es considerado el padre de los videojuegos modernos. Para La Leyenda de Zelda, el multipremiado productor se inspiró en las expediciones que realizaba en un bosque cuando era pequeño.
Cuenta que en una de ellas descubrió una cueva que decidió explorar con ayuda de una linterna. Ahí, Miyamoto-niño echó a volar su imaginación: vivió peligros y aventuras, reveló secretos y…. concibió el primer Zelda.
Cabe precisar que la elección del nombre “Zelda” vino de otra fuente. Miyamoto gustaba de las novelas de F. Scott Fitzgerald, y quedó cautivado del nombre de la esposa de éste: Zelda.
Miyamoto ya tenía un escenario y un nombre. Era cuestión de tiempo para ver nacer la serie de videojuegos.
